Un buen producto cosmético es el resultado de varios factores que influyen en su preparación de manera significativa y sinérgica. Empezando por la experiencia y conocimientos del propio formulador, hasta la elección del envase, todo juega un papel importante en el desarrollo. Aquí os explicamos a grandes rasgos las etapas por las que pasa el proceso de la formulación cosmética y cuáles son los componentes principales de un producto.
LA BASE
Todo producto cosmético se compone en general de una «materia» base, un sistema conservante, principios activos con diferente funcionalidad, perfume (ya sea natural o sintético). Dependiendo del tipo de producto que se formule, la base puede tener una fase acuosa y oleosa, emulsionantes y demás (cremas), combinaciones de tensioactivos disueltos en agua (productos limpiadores como los champús, geles y jabones), mezclas de aceites o combinaciones de todas las enumeradas. Normalmente, la base en sí no tiene funcionalidad en la piel pero de ella depende que los principios activos consigan su eficacia. El motivo principal es que la base actúa como vehículo permitiendo a los demás ingredientes penetrar en las capas de la piel y ahí desarrollar su función. En este sentido, la formulación cosmética de la base es crucial para el eficacia del producto final. De nada sirve cargar un producto cosmético de principios activos muy potentes y costosos si luego la base impide que estos activos funcionen.
A menudo los componentes de la base son objeto de críticas relacionadas con las tendencias en cosmética. Ocurre con la mayoría de tensioactivos, sulfatos, empleados para limpiar las superficies de la piel. En los últimos años los sulfatos se han considerado la causa de irritaciones, alergias y otros problemas dérmicos. Las siliconas y otros derivados del petróleo también se han visto rechazados por la cosmética natural y la tendencia bio. En general el sector cosmético se rige por unas normas bastante dinámicas que fluctúan constantemente. Seguir las tendencias es una tarea importante para aquel que se dedica a la formulación cosmética.
LOS CONSERVANTES
Si hay algo que ha levantado polémica en los últimos años, han sido precisamente los diferentes tipos de conservantes que se emplean en los cosméticos. Empezando por los parabenos, otros derivados del petróleo, el formaldehido, etc, todos han sido evaluados y rechazados por distintos motivos como perjudiciales para el organismo. Al mismo tiempo, los han ido sustituyendo otros compuestos menos agresivos y aprobados por la normativa que en la actualidad los considera más apropiados. Está en manos del químico decidir usar unos u otros en la formulación cosmética, ya que del sistema conservante depende el precio final del producto y el destino de comercialización del mismo.
Sea como sea, es imprescindible usar un buen sistema conservante. De él depende la seguridad del producto final ya que evita la aparición de microorganismos como las bacterias y los hongos. La presencia de microorganismos en los productos cosméticos puede producir cambios en el aspecto físico, color, olor y textura. En estas ocasiones, cuando el consumidor detecta signos visibles de alteración, reacciona rechazando el producto. Sin embargo, cuando la contaminación microbiológica no modifica el aspecto del cosmético representa un importante riesgo para la salud del consumidor, ya que en estas condiciones los cosméticos pueden causar irritaciones o infecciones, particularmente si el producto se aplica sobre piel dañada, ojos o en niños.