La naturaleza es una fuente de inspiración interminable para la cosmética. A diario se descubren activos nuevos y mejorados, basados en plantas, frutas, semillas, que nos ayudan a diseñar y crear fórmulas cosméticas espectaculares. Muchos de esos activos vienen en formas diferentes (extractos, aceites, liposomados, derivados, etc.) y tienen propiedades más que beneficiosas para la piel y el cabello. En Qusaine hemos aprovechado la eficacia de una serie de «clásicos» del cuidado capilar y en este post os explicamos los motivos.
¿Cómo funcionan los aceites vegetales en un producto capilar?
Nuestra rutina capilar debe incluir los pasos básicos de cualquier otro ritual de cuidado: exfoliar – limpiar – hidratar/reparar – proteger. ¿Dónde entran en juego los aceites naturales? En los últimos dos pasos, porque cuando se incluyen en los productos que no se aclaran se puede aprovechar su naturaleza «grasa» y realmente contar con su actividad favorable para la fórmula cosmética.
En realidad, la característica básica de los ingredientes grasos es la de restaurar los niveles lipídicos del cabello. Estos son fundamentales pues mantienen unidas la cutícula y el córtex de la fibra capilar proporcionando impermeabilidad y protección. Cuando existen zonas dañadas del cabello, se permite la penetración de un exceso de moléculas de agua que forman nuevos enlaces con las fibras de queratina, originando encrespamiento. Se ha demostrado que la entrada de las moléculas de agua es parcialmente obstruida por los lípidos integrales del pelo. Formular con aceites vegetales un producto de cuidado capilar que se aplique en las las zonas que han perdido lípidos, permitirá que el cabello mantenga su equilibrio hídrico, evitando el exceso de agua y restaurando su impermeabilidad natural.
El tipo de aceite elegido irá en función del claim que se quiera reivindicar. Existe un sinfín de aceites naturales con una composición de ácidos grasos diferente. En nuestro caso hemos elegido una selección de aceites relativamente más densos para la formulación de los productos de la línea capilar reparadora y antiencrespamiento.
Aceite de Macadamia
Es uno de los emolientes naturales más estables que existe. Esta estabilidad frente a la oxidación, junto con su tacto suave y su excelentes propiedades cosméticas, hacen de este aceite natural un ingrediente útil en las formulaciones cosméticas. Contiene un alto porcentaje de ácidos grasos monoinsaturados (80%), un importante contenido en ácido palmitoleico (hasta 22%) y sus isómeros por lo que se convierte en un activo indispensable a la hora proteger y reparar el cabello. También contiene minerales (potasio, fósforo, calcio) y vitaminas (E, B1 y B2) lo que le confiere actividad fotoprotectora y favorecedora de la protección del color del pelo y el efecto anticaída. Es un aceite más que interesante para las fórmulas de productos de cuidado capilar.
Aceite de Aguacate
El «hype» 🙂 del aguacate se ha extendido fuera de los límites de la industria alimenticia. Hoy día podemos leer y escuchar maravillas sobre sus propiedades cosméticas recomendando el aceite de aguacate prácticamente para todo: uñas, piel, cabello… ¿De verdad es tan maravilloso? Sí, es un aceite vegetal muy versátil en cosmética, pero sus beneficios nutricionales superan los cosméticos. No obstante, resulta un potente aliado para tratar el cabello buscando un efecto acondicionador hidratante. Tiene una composición lipídica amplia. Sus principales ácidos grasos son el oleico, el palmítico y el linoleico. También están presentes el ácido mirístico, esteárico, linolénico y araquidónico. El aceite de aguacate también contiene vitamina A, E y D, por lo que se le atribuyen propiedades antiedad, fotoprotectoras y protectoras del color capilar. Puede ser considerado el rey de los aceites vegetales.
Aceite de girasol
Al lado de sus compañeros más exóticos, el aceite de girasol parece ser menos valorado. Pues es un error. Este aceite se emplea en casi todos los aspectos de nuestra vida como consumidores.
Las semillas de girasol contienen un alto porcentaje de aceite que va del 27 al 37%, incluso pudiendo llegar al 45%. Sus ácidos grasos insaturados: ácido oleico, linoleico, linolénico, araquídico y behénico le atribuyen propiedades hidratantes, suavizantes, acondicionadoras. Es un as en la manga a la hora de formular productos reparadores de cuidado capilar. También es un excelente emoliente y cicatrizante debido a su contenido de ácidos grasos saturados: ácido palmítico y esteárico. Pero hay más, por sus lípidos insaponificables: esterol and tocoferol (o vitamina E), este modesto y menos famoso aceite natural, posee actividad antienvejecimiento. Otros de sus principios activos son los ácidos fenólicos (ácido clorogénico, ácido caféico), carotenoides, lecitina.
Aceite de Rosa Mosqueta
El uso del aceite de rosa mosqueta es más común en los productos de cuidado de la piel, pero su perfil también resulta interesante para formular productos de cuidado capilar. Es uno de esos aceites vegetales con un olor muy característico, pero no es nada que el formulador no sepa solucionar.
El aceite de rosa mosqueta destaca por su contenido en ácidos grasos poliinsaturados (en torno al 80% del total de ácidos grasos), sobre todo el ácido linoleico (35-50%) y el ácido linolénico (22-38%), pero además contiene una cantidad relevante de otros componentes interesantes como son la vitamina C, el ácido transretinoico, los flavonoides, los taninos, el betacaroteno, todos ellos potencian sus propiedades hidratantes, emolientes y cicatrizantes. Podríamos decir que este aceite es tan versátil como cualquier otro de los demás mencionados.
Aceite de Amaranto
Las propiedades del aceite de amaranto provienen principalmente de la extracción oleosa de las semillas de Amaranthus caudatus, muy rica en ácidos grasos insaturados (linoleico, palmítico y oleico) y escualeno. Debido a que el escualeno forma parte de los componentes lipídicos naturales del cabello, la presencia de este lípido en la semilla de amaranto hará que este aceite sea más biocompatible con el cabello y por lo tanto más eficaz.
Las semillas del amaranto tienen un alto valor nutricional debido a un porcentaje de proteínas que oscila entre el 13 y el 18%, superior al de los cereales más convencionales como el maíz y el trigo. Contiene alrededor de un 8% de ácidos grasos insaturados, 29% de oleico y 44% de linoléico, un 64% de almidón, un alto nivel de leucina, aminoácido esencial para la síntesis de pro-teínas, y un elevado contenido de arginina, lisina y aminoácidos azufrados. Además, contienen fósforo, calcio, hierro, potasio, zinc, vitamina E, complejo de vitamina B y entre un 8 y 12% de escualeno, lípido natural del cabello.
Volviendo a sus propiedades cosméticas, este aceite natural también contiene malato de diisoestearilo que tiene propiedades filmógenas lo que ayuda a que el activo se fije al cabello y pueda rellenar los huecos de los lípidos perdidos. Es el aceite ideal para el control del exceso de humedad y el encrespamiento del cabello.
Enlaces de referencias: aquí